martes, 31 de mayo de 2011

El futuro

Yo preferiría hablar del futuro de subjuntivo, ya saben, mi tiempo preferido, pero hoy toca hablar del futuro a secas. Eso que llamamos futuro, lo que va a venir, el mañana, no deja de ser una engañifa que nos tiene entretenidos y, al mismo tiempo, despistados del presente. Porque el presente es lo único que de verdad existe. Aunque, la verdad, ni siquiera estoy seguro de esto. El cogito ergo sum, que decía Descartes, queda muy bien cuando se pone por escrito pero no deja de recordar Las Siete Vías de Sto. Tomás para demostrar la existencia de Dios que demostrar, lo que es demostrar, sólo demuestran que tanto Sto Tomás como Descartes eran señores muy listos.
Suponiendo que el presente exista, nos quedamos en eso en que vivimos lo que vivimos. No vivimos el pasado más que con la memoria y no vivimos el futuro más que con la esperanza. El problema está cuando la esperanza de lo que vamos a vivir nos impide aprovechar lo que estamos viviendo. Todos conocemos a mucha gente que se pasa cinco días de la semana suspirando porque llegue el viernes. Entonces, haciendo matemáticas, si alguien se pasa cinco días de siete sin aprovecharlos, incluso es de sospechar que el domingo ya no disfrute pensando en que el día siguiente es lunes, podemos calcular que sólo se vive una quinta o una sexta parte de la vida. No creo que la vida sea tan larga como para desaprovecharla tanto tiempo.
En consecuencia, si queremos vivir un poco más, hay que disfrutar del lunes aunque nos toque ir a trabajar o a visitar la Oficina del Paro.
Había un cuento que salía en una película de chinos, Liang Shan-Po, venía a decir lo siguiente: Por mucho que camines nunca llegarás al horizonte... pero también es verdad que el hombre que no da el primer paso estará toda la vida parado sobre una pierna. Seguramente el cuento no fuera exactamente así y mi memoria lo habrá modificado. Lo que saco del cuento es que hay que vivir cada paso aunque no perdamos de vista el horizonte. O, directamente, no saco nada en conclusión y el cuento es una tontería.
Para acabar, sigo quedándome con el futuro de subjuntivo porque es un futuro que añade una condición y nuestro futuro siempre está plagado de condiciones.

lunes, 30 de mayo de 2011

Algo me sentó mal

El viernes pasado algo comí que me sentó mal porque el sábado cumplí cincuenta y cinco años. Así, como suena, cincuenta y cinco años, cincuenta y cinco giros al sol, yo prefería un giro de Contador, cincuenta y cinco tacos, castañas, primaveras, hierbas... y no sé en dónde se me han ido. Decía alguien con buen criterio que no es lo mismo la experiencia de cincuenta y cinco años que la experiencia de un año repetida cincuenta y cinco veces. Yo me veo en la segunda opción. No tengo sensación de experiencia acumulada sino repetida o, más bien, perdida. Intento encontrar el punto de inflexión en el cual me hice mayor, si es verdad que me he hecho mayor.
Por un lado, no sé si he dicho esto ya antes, me aburren las conversaciones de persona mayor... y también las de los jóvenes. No me interesa prácticamente nada lo que se dice en los mentideros porque ya lo he oído antes en alguna parte. Solamente hablo de cosas de "mayores" en el trabajo y porque me pagan por hacerlo.
Por otro lado, tengo una enorme decepción vital, será que me acerco al nihilismo. Consiste en que cuando era un niño y, después, un joven, pensaba que los adultos pensaban y hablaban de cosas más consistentes que las que yo podía pensar con mi corta edad. Pues no. Llegas más allá del medio siglo y descubres que los que te rodean no piensan en nada interesante. Y lo que es peor, descubro que yo no pienso en nada que sea interesante. O sea, la decepción no es con los demás. Es conmigo mismo.
Lo que sí es cierto es que estoy contento de haber llegado a esta edad a todas luces violenta. Estoy contento porque según los augures de la salud el malvado tabaco ya tenía que haberme llevado a los Infiernos (entiéndase Infiernos en su sentido clásico y no en el católico). Pues nada, sigo encendiendo la pipa y, oye, ni una tos. Lo bueno de la estadística es que se puede contradecir individualmente.
Me fastidia, eso sí, que en los ambientes en los que me muevo cada vez encuentro personas de más edad que yo. Y tanto joven marea un poco.
Cuando cumplí tres, sólo tres, años salí a la puerta de la calle y le dije al primer señor que pasaba: "Tengo tres años". El señor, que era educado, me dio la enhorabuena. Ahora, no me atrevo a decir al primero que pasa "Tengo cincuenta y cinco años". Probablemente diga que no tiene suelto y salga disparado. Aunque, si lo pienso, la cosa tiene su gracia...
Será la bacteria de los pepinos o cualquier otra cosa, pero algo me cayó mal y cumplí cincuenta y cinco.

sábado, 28 de mayo de 2011

Un mundo más claro

Crecimos en un mundo más sencillo, más claro. Los malos eran malos de verdad y los buenos lo contrario. Las medias tintas no existían o, quizá, no sabíamos nada de ellas. La frontera entre lo que estaba bien y lo que estaba mal era algo totalmente definido. Se estaba a un lado o al otro, pero no había lugar para las dudas.
Puede que algo tuviera que ver la educación dogmática que recibimos, los sermones del cura, los libros de texto, las largas horas de clase intentando resolver divisiones interminables, para la formación de nuestro carácter. Todavía tengo en la memoria los dibujos de la Enciclopedia Álvarez. Aquellos dibujos esquemáticos que estaban pensados para que el maestro los pudiera dibujar en la pizarra sin necesidad de ser un gran artista. Recuerdo a un angelito y a un diablillo que estaban en los hombros de un niño, cada uno haciendo propaganda de su programa. A mi el diablillo nunca dejó de caerme bien, qué le vamos a hacer.
Todo eso influyó en nuestra visión del mundo. Pero creo que la influencia más poderosa en la formación de los niños de la época fue responsabilidad del kiosco. El kiosco aquel pequeño paraíso, de maderas despintadas, donde se compraban, a veces, y se cambiaban, casi siempre, los tebeos. Del kiosco salió, para adoctrinar a los jóvenes, Roberto Álcazar con su inseparable, y dudoso, Pedrín. Del kiosco salió El Sargento Furia, en una corta edición, creo que fueron veinte ejemplares, que nos hablaba de los héroes de la Guerra de la Independencia. El kiosco fue la fuente, siempre abundante, que repartía el TBO, que dio nombre al resto de revistas ilustradas para jóvenes, gracias a Dios, porque de otra manera el nombre hubiera sido intratable. Pero, sobre todo, el kiosco fue la cuna del Capitán Trueno y de su primo El Jabato. Uno pertenecía a una elástica Edad Media y el otro al periodo de romanización de Hispania. La época no era determinante. Lo que importaba era la personalidad de estos dos héroes que todos los niños tratábamos de imitar. Leíamos el tebeo semanal, o uno realmente viejo y manoseado, con toda la ilusión que puede poner un niño. Nuestros mentores nos aconsejaban leer vidas de santos, pero nosotros, dale que dale, con el Capitán Trueno.
Ahora, los niños no leen tebeos... leen cómics... y no es lo mismo.
Dedicado a Isabel, que seguro que fue Sigrid.

miércoles, 25 de mayo de 2011

La puta ficha

En todos los colegios tenemos una cosa que se llama Plan Lector. Se trata de un documento en el que se explica cómo hacemos para que los alumnos lean o vayan cogiendo afición a ese vicio de la lectura. Digo vicio porque lo es. Bueno, pero vicio. Se trata de una actividad, esa de leer, que cuando te engancha es muy difícil escaparse de ella.
Es cierto que no está científicamente demostrado que leer sea bueno para el ser humano. Porque la lectura puede tener sus aspectos negativos como entrar en mundos imaginados por otros y no saber salir de ellos. O quizá, y el ejemplo es conocido, llegar a creer que somos un personaje literario y confundir el mundo real con el leído. Al final se termina creyendo que se es un caballero andante cuya misión es desfacer los tuertos que los aleves y malandrines facen ayudados por malvados encantadores. Cervantes escribió algo sobre esto.
Yo, además del fumar y del pensar, tengo el vicio de leer. Me sumo pues a transmitir a los alumnos el hábito, por no decir vicio, de la lectura. Pero llevo muchos años en este empeño de transmitir a los más jóvenes los conocimientos que otros nos dejaron. Llevo muchos años enseñando. La experiencia hace que no caiga en los errores que cometí cuando era un maestro novato. ¿Hago que los alumnos lean? Más bien consiento que los alumnos lean para dejar un poco de campo libre a su rebeldía natural.
Los alumnos leen libros, también tebeos, que todo es leer. Unas veces, los terminan, otras no, se los cambian, me quitan el libro que yo estoy leyendo cuando creen que no les veo. Todo tiene gracia porque no tienen que rendirme cuentas de lo leído. Es decir, no tienen que hacer "la puta ficha", ese resumen que demuestra que han leído. Así, la lectura se convierte en algo distinto del pesado devenir de las clases. Leen porque leen y sin demostrar que lo han hecho.
No piensen que todo es jolgorio. Cuando toca aprender de memoria la metáfora y la metonimia la cosa se reduce a eso, a estudiar y demostrar que saben. Pero la lectura... la lectura es un campo abierto a la fantasía y al placer de escuchar lo que han pensado otros. Otros que están lejos en el espacio y en el tiempo.
¿Y cómo evalúo la lectura de los alumnos? No evalúo. La lectura es un premio.

sábado, 21 de mayo de 2011

Reflexión

Estamos en esta curiosa jornada de reflexión. Curiosa por dos motivos. En primer lugar, nadie reflexiona nada. Ya lo tiene reflexionado de antes o no lo va a reflexionar nunca. En segundo lugar, se nos llenan las plazas con los "descontentos". Esta especie de levantamiento popular, recuerda demasiado el Motín de Aranjuez, dirigido desde altos niveles, recuerda demasiado las cadenas de mensajes de móviles previas a otras campañas, dirigidas desde altos niveles.
Seguro que en el origen hay unos cuantos jóvenes con ideas realmente revolucionarias. El resto, los que se van sumando, aprovechan el tirón. No se extrañen de que paseando entre los acampados haya gente bien situada y viviendo en chalets. Pero están descontentos.
Unos están descontentos porque no tienen trabajo ni futuro. Esos son los que hay que respetar. Otros están descontentos porque se ven venir un batacazo en las elecciones de mañana y como no pueden hacer otra cosa se apuntan a lo que sea que meta ruido.
La acampada no es contra el gobierno. Tenemos una larga tradición de siete años de consentir al gobierno cualquier cosa mientras diga palabras bonitas. La acampada el contra el "sistema". El sistema... qué es eso. Pues sí. Está claro. El sistema es la democracia. Cuidado con estos excesos de libertad anti sistema porque siempre han conducido a sistemas fascistas o comunistas, lo contrario de la democracia. Nacían gracias al deseo de libertad y terminaban devorando la libertad por completo.
Si esto sigue, podemos estar ante el comienzo de un nuevo sistema que mejore lo que ya tenemos, yo no lo creo, o podemos estar dando las primeras dentelladas a la libertad. Se puede reflexionar sobre esto... jornada de reflexión.

jueves, 19 de mayo de 2011

Ahorro de gasolina

Debería haber puesto "ahorro de gasoil" en vez de gasolina en el título. Los dos coches que tenemos en la familia son de gasoil. Que si el gasoil es más barato, lo que ya no es verdad, que si los motores duran más, lo que si es verdad. El problema no está en los motores. Está en el propio coche. La verdad es que a partir de cierto número de años, cuatro, todo se empieza a romper. El motor de maravilla, el coche una pena.
Ahora resulta que los que tenemos coches diesel somos unos malvados contaminadores. Supongo que todo estará en función del producto que quieran vender. Se ve que ahora está en vigor la gasolina sin plomo. Por supuesto, lo que últimamente nos venden es el coche eléctrico. Yo tengo la siguiente duda: Si en España el ochenta por ciento de la electricidad se produce con centrales térmicas, es decir que queman gasoil, cuando yo enchufo mi coche eléctrico a la red estaré consumiendo gasoil ¿o no?
Por otro lado, tengo la sensación de que estoy haciendo algo mal. Conduzco sin dar acelerones, paso a marchas largas en cuanto me es posible, no paso los límites de velocidad y con frecuencia voy bastante por debajo. Pues estoy haciendo algo mal. Porque he notado que gasto muy poco combustible. Los de la gasolinera ni se acuerdan de mi cuando paro a repostar. En consecuencia, pago pocos impuestos por la gasolina porque consumo poca. Y esto no puede estar bien. Yo creo que soy insolidario. Debería gastar más combustible para apoyar al Estado con mis impuestos en primer lugar y saltarme las velocidades límite para que me pudieran echar multas y así pagar más impuestos.
Está claro que con individuos como yo no se levanta un país... como éste.

martes, 17 de mayo de 2011

La mala educación

No se trata del sistema educativo. No se trata de cómo están hechos, o más bien perpetrados, los planes de estudio ni de como se afronta en los colegios eso que llamamos educación. Se trata de lo otro. De eso que se tiene o no se tiene y que sólo se aprende en la propia casa.
A todos nos han educado. A algunos bien y a otros mal. Hemos heredado de nuestros padres, en ocasiones de algún familiar, ese conjunto de actitudes hacia los demás que llamamos educación. Pero no todo hay que cargárselo a los progenitores. Cuando el individuo adquiere cierto nivel de educación, y de edad por supuesto, tiene la capacidad para seguir educándose por sí solo.
El problema está en que lo que predomina en nuestra sociedad no es la buena educación sino la mala. La mayoría nos movemos en unos ambientes en los que ser educado es sinónimo de ser tonto. O peor, la buena educación se confunde con la falta de carácter. Cuando no se responde con gritos y exabruptos a quien nos está gritando, cuando no se interrumpe al que habla o cuando, directamente, no se insulta, se nos dice que nos falta carácter. Y..., si me permiten la mala educación, un cuerno.
Todavía es peor. En ciertos sectores sociales está muy mal visto el ser cortés. Yo, que no puedo pasar por una puerta delante de una señora, he sido tildado de machista. Cuando hablo de la necesidad de ciertas fórmulas de cortesía, se me achaca que eso está anticuado y que es de derechas. Y si procuro ir aseado al trabajo, fórmula fundamental de educación, se me dice que soy un carca y que malgasto el agua. Si hacen un estudio profundo de las témporas y luego calculan la velocidad, puede que encuentren la relación entre estas cosas.
Por último, quiero hacer un homenaje a mi tío Luis que fue el hombre más educado de su época. Un señor que siempre llevaba sombrero, y saludaba quitándoselo, en el barrio de Oporto (Madrid). Supongo, tío, que habrás saludado a San Pedro quitándote el sombrero y dando los buenos días. Un abrazo.

lunes, 16 de mayo de 2011

Resolución de conflictos

Los conflictos hay que resolverlos mediante las palabras... Esto dicen las teorías modernas. Yo no lo tengo claro. Es razonable pensar que cuando hay un conflicto del tipo que sea, lo ideal es resolverlo razonando con la otra parte del conflicto hasta que se llega a una solución común. Lo que sucede es que cuando quieres aplicar la teoría sobre la realidad, la cosa no es tan sencilla.
Parte de mi trabajo es la resolución de conflictos. Conflictos entre alumnos, conflictos entre alumnos y profesores, conflictos entre padres y profesores, entre profesores y profesores, entre padres y padres. El abanico de posibilidades en muy amplio. Los conflictos más fáciles son los que me afecta a mi directamente. Yo no me lo pienso. Digo que la culpa es mía y pido perdón. Si el oponente insiste, vuelvo a decir que la culpa es mía y vuelvo a pedir perdón, en esta segunda vuelta ya le pongo un tonillo irónico, y si me siguen insistiendo, vuelvo a lo mismo aunque mi tono aumente en ironía. En algún caso, cuando la cosa quería pasar a mayores he dicho a la parte contraria que me denuncie y que discutan nuestros abogados, que yo no tengo tiempo. Al final, el conflicto se resuelve... qué remedio, si yo no doy opción a la bronca. Cuando los conflictos son entre alumnos, suele ser suficiente con dejar que se les pase el calentón aburriéndolos un poco en el despacho. Cuando la adrenalina recupera niveles normales son los propios alumnos los que me dicen que todo está arreglado.
Cuando yo era un chico, los conflictos se resolvían de otra manera. Directamente nos peleábamos. Después de la pelea el conflicto quedaba resuelto. Daba igual quién ganase. Podía quedar algún moratón o alguna brecha, pero nadie se extrañaba demasiado. Ahora es más complicado. En primer lugar los conflictos en ocasiones se dan entre niños y niñas. No les puedes dejar que se arreen. En segundo lugar, nadie ve con buenos ojos que los chicos se peguen. Es un error, pero así están las cosas. Pienso que no es tan malo que los cachorros de ser humano se den unos manguzones de vez en cuando. Tengo amigos desde la infancia y puedo asegurar que de chicos nos arreamos unas cuantas veces. Y cada vez más amigos. Con aquellas peleas aprendimos que la violencia genera dolor y cuando fuimos creciendo fuimos abandonando la violencia para resolver conflictos.
Decía aquel, "oye, Pachi, ¿por qué estamos discutiendo de esto si lo podemos resolver a hostias?".

sábado, 14 de mayo de 2011

La memoria

Es una cosa extraña esto de la memoria. Un ir hacia atrás en el pensamiento que nos lleva a lugares ya vividos. En cierta medida, es un viaje en el tiempo. Un viaje parcial, ya que la memoria no nos deja vivir por completo lo que ya sucedió. Es como mirar al pasado por un telescopio que tuviera las lentes sucias o algo distorsionadas. Pero es lo que tenemos.
Siempre echo de menos el tener memoria del futuro, aunque fuese algo distorsionada. Aunque si miramos anuncios de los periódicos, se ve que el mundo está lleno de iluminados que pueden verlo. Lo que me sucede es que, yo que no soy capaz de creer las verdades más aceptadas, pues tampoco me creo esto de los videntes.
La memoria, a veces, nos falla y nos confundo. De repente se nos viene abajo el sistema del cerebro y lo que creíamos tener bien asentado se esconde en el laberinto del pensamiento. En otras ocasiones, todo se hace borroso. El manantial se enturbia. Porque la mente es como un manantial al que continuamente está llegando un pequeño torrente de agua. Este torrente es todo lo nuevo que llega a nuestro cerebro. La experiencia del presente. Mientras el torrente que afluye sea el adecuado, el agua del manantial estará clara y los procesos de pensamiento y memoria se producirán con fluidez. Pero si el volumen del torrente es excesivo enturbiará todo el manantial. Todo se hará opaco.
Hoy en día, recibimos un volumen de datos tan grande que es prácticamente imposible procesarlos y sedimentarlos. Nuestra memoria anda algo confundida. En tiempos de Shakespeare, había individuos que veían dos o tres veces una de sus obrar y eran capaces de recordarla letra por letra. Tan así era, que los primeros textos impresos de las obras del autor inglés está publicados por estos listos de memorión impresionante.
Me falta algo por escribir, pero, sinceramente, no consigo recordar de que se trataba.

viernes, 13 de mayo de 2011

El bañador

No sé la razón, pero la entrada de ayer no se publicó. Y además la he perdido. Debe tratarse de una cuestión de duendes en la nube. La cosa iba de ovejas, niños, culés y terremotos. Pero esto fue ayer y no tengo ganas de reescribir...
No sé la razón, pero he oído en la radio que en Barcelona sale una ordenanza que prohíbe el bañador fuera de las playas. Si esta ordenanza hubiera salido en Murcia, lugar donde paso el verano, me habría extrañado menos, pero ¿en Barcelona? Que nos pensábamos los tristes mesetarios, arévacos, carpetano-betónicos y otras tribus del interior, que nosotros éramos los echados para atrás, los conservadores y siempre hemos creído que los layetanos nos sacaban tres pueblos de ventaja. Y ahora resulta que no se puede ir en bañador por la calle.
Yo preguntaría si la misma ordenanza que prohíbe el bañador fuera de la playa, prohíbe el ir correctamente vestido, incluyendo desde luego el sombrero y el bastón, dentro de la playa. Lo digo porque mi mujer me tiene prohibido que vaya vestido a la playa. Dice que doy la nota y eso que nunca he llevado conmigo el violonchelo (más que nada por la arena). Yo ya le he dicho que si me obliga a ir a la playa en bañador buscaré en internet un bañador de cuerpo entero, de esos con rayas horizontales, y además llevaré un canotier y un bastón de bambú estilo Chaplin. El resultado, que es lo que yo quiero, es que no tengo que ir a la playa.
Volviendo a la normativa antibañador, me estoy acordando de una chiquilla que iba a la piscina con su bici vestida únicamente con el biquini. Esto sucedía en un pueblo del interior y lo más chocante la chiquilla era marroquí. Lo que está cambiando el mundo y para bien, pensé. En otros lugares las tapan hasta la cara y aquí pueden ir tan tranquilas con su biquini. Y ahora resulta que no se puede salir de la playa con el traje de baño. Supongo que el ayuntamiento estará habilitando casetas al borde de la arena para cambiarse. Se entra en ellas con un miserable bañador y se sale vestido como un señor, que es lo decente...
Pero ¿qué pasará si una señora en bañador asoma una pierna, una sólo, en esa frontera que separa la playa de la ciudad? Imagínenselo. Justo donde comienza el paseo, una pierna apoyada sobre la ardiente arena, la otra asomando impúdicamente en lugar civilizado. ¿La multarán por escándalo público?

miércoles, 11 de mayo de 2011

Rabioso

Y es que estoy rabioso, la verdad. Esto me pasa por tener convicciones que, por otra parte, no sé para qué las necesito. Pero voy al principio.
De toda la vida ha sido un logro entrar a los toros sin pagar. No será la primera vez que hemos visto a algún joven, y es que hay que serlo, escalando los ladrillos de la Plaza de las Ventas. Cuando llegaba al primer piso, donde están las balconadas, los que estaban arriba le ayudaban en vez de echarlo para abajo. Con la televisión empezamos a ver toros en el bar del pueblo pagando el peaje de un vaso de gaseosa. Después los vimos en casa cuando, con los plazos, se pudo comprar un televisor.
Ahora resulta que la Feria de San Isidro la tiene acaparada el Digital Plus. Hace unos años que lo tengo y venía viendo las corridas de mayo, qué maravilla porque lo hacen bien. Pero resulta que lo que pago por tener el dichoso Digital les parece poco. Se han inventado el Canal Toros que hay que pagar... y me niego. No son los trece o catorce euros que cuesta. Es cuestión de convicción.
Podría irme a un bar a ver los toros. Pero desde que no se puede fumar en los bares no entro en ellos a no ser que ande muy apurado y tenga que pasar al servicio. Otro problema de convicciones.
Falta menos de una hora para que suene el clarín y yo no voy a ver la corrida. Todo por culpa de las convicciones. Y no es que quiera ver los toros sin pagar. Es que considero que ya pago bastante por ver el dichoso canalito.
Podría irme a ver los toros en la Ventas... pero a mi mujer no le gustan los toros y yo solo pues, la verdad, no voy.

martes, 10 de mayo de 2011

La ventana

Hace algún tiempo, había un hombre que vio cómo un rayo de sol entraba por una ventana. Pensó: "Si cierro la ventana, la luz no podrá escaparse". Desde aquel día, vivió en la oscuridad buscando un rayo de sol.
No creo que se quejen de que este cuento es largo y pesado. Pero ¿por qué lo pongo? Porque estoy pensando que nos perdemos muchas cosas de la vida, o yo me las pierdo, en cuanto sentimos la necesidad de atraparlas, de hacerlas de nuestra propiedad. No voy a entrar en la comparación, fácil por cierto, de cuántos han perdido la vivienda al no pagar la hipoteca por querer hacer suya la casa. Hoy estoy un poco lírico y prefiero hablar de los sueños (¿he escrito lírico u onírico?). Ustedes ya lo saben, cuando al despertar tenemos en la memoria retazos de un sueño no hay nada mejor para olvidarlo que tratar de recordar. Se ve que los sueños, tan ligeros, no caben en la densidad del pensamiento. El intento de recordar es como las ventanas que el idiota del cuento iba cerrando para que el sol no se escapase, el sueño en vez de quedarse en nuestra memoria se queda fuera en esa especie de "nube" a la que sólo se accede dormido.
Hace tiempo que no recuerdo ningún sueño. Ni lo intento. Prefiero soñar despierto. Es barato. Pero mis sueños son cada día más sencillos y suelo soñar cosas que terminan haciéndose realidad. Procuro abrir las ventanas para que el sol, lo sueños, entren cuando quieran. En ocasiones disfruto de sueños ajenos, en otras sé que mis sueños se esparcen y llegan hasta otros.
He visto que un rayo de sol acaba de entrar por la ventana. Voy a cerrarla para que no se escape.

lunes, 9 de mayo de 2011

La corbata

Tengo una amiga que me odia. Será mejor decir que tengo una conocida que me odia. Ya lo dicen Les Luthiers, "si un amigo te clava un puñal en la espalda... desconfía de su amistad". Uno de los motivos por los que uno es odiado es por llevar corbata. Pero sobretodo, lo que más le chincha, lo que más, lo que más, es que siempre hablo bien de mi padre. Ella dice que es de izquierdas, yo lo dudo. Se conoce que es doctrina de las izquierdas el odio al padre. Supongo, y espero, que este concepto de la ideología sea solamente de ella y no doctrina general.
Mi padre siempre llevaba corbata. No sólo cuando iba a trabajar, lo cual dado su trabajo es normal, sino también cuando descansaba. En casa con las zapatillas pero con la corbata puesta. Durante una época tuvo un pequeño huerto y, lógicamente, era un hortelano con gorra madrileña y corbata. Su ajuar se reducía a dos únicas corbatas, la de diario y la de las bodas y otros acontecimientos importantes. La verdad, yo siempre le recuerdo con la misma.
De mi padre he heredado dos cosas, una corbata que nunca llegó a estrenar y que yo casi nunca me pongo, y su visión de la vida. La segunda es la importante, pero la primera es su símbolo. Hoy no me toca hablar de la visión de la vida. Prefiero decir que desde que mi padre murió yo no he dejado de llevar corbata. Reconozco que no llego al punto de trabajar la tierra con corbata. Sólo la llevo al trabajo.
Estuve una temporada sin saber por qué me ponía todos los días corbata. Ahora no tengo ninguna duda. Es un pequeño homenaje a mi padre. En otro momento hablaré de él.
Confieso que hace calor y he aflojado un poco el nudo.

viernes, 6 de mayo de 2011

Pérez-Reverte... ¿plagiando?

La verdad es que pensaba escribir sobre lo de Bildu. La sentencia del Constitucional y todo eso. Pero he cometido el error de mirar la prensa y he visto que condenan a Pérez-Reverte por "plagiar" un guion de cine. No me queda más remedio que hablar de don Arturo. Creo que se lo debo.
A Pérez-Reverte le debo los buenos ratos leyendo las andanzas del capitán Alatriste, la nostalgia infinita de la Piel del Tambor, la honradez profunda del Maestro de Esgrima, la desesperación en Cabo de Trafalgar, el retrato crudo del carácter español en la Sombra del Águila o ese otro retrato distinto y coincidente, a la vez, que habla del pueblo de Madrid levantándose contra las tropas de Napoleón. Saben, me entró un orgullo tremendo cuando leí mi apellido entre los héroes del 2 de Mayo. Buenos ratos con los artículos, unas veces crudos, otras en clave de humor, siempre ácidos.
Si Pérez-Reverte ha plagiado nunca lo voy a comprobar. Porque lo que no pienso hacer es ver la peliculita de González-Vigil, el supuesto plagiado. Una película tan interesante que no tenía ni idea de que existiera. Debió de ser un gran éxito.
Por otra parte, no me entra en la cabeza que el señor Pérez-Reverte necesite plagiar nada. Si el único problema que puede tener es el exceso de abundancia de ideas. Claro que lo mismo un día dicen que plagia a Quevedo porque salen sus versos por boca de Íñigo Balboa.
Ya sé que estas cosas fastidian. Que le sacan a uno del hecho literario. Pero, don Arturo, siga escribiendo aunque sea frente a una jarrilla de tinto, rodeado de malencarados, como haría don Francisco de Quevedo, y si le molestan demasiado... no queda más que batirse.

miércoles, 4 de mayo de 2011

"Usted me lo explicas"

No es una errata. La falta de concordancia entre el verbo y el sujeto es una realidad en nuestras aulas. Cuando se les dice a los alumnos que tienen que hablar de usted a los profesores ellos ponen buena voluntad pero los resultados son decepcionantes. No conocen los tratamientos de cortesía, ni que el hablar de usted implica tercera persona. Se hacen un lío.
Nuestro idioma, que yo llamo español, tiene la ventaja de que se puede hablar de dos maneras, de tú y de usted.  Esto nos da la posibilidad de elegir la manera en que se habla según las circunstancias en que nos encontremos. Otros idiomas, como el inglés, no tienen más que una forma. Me contaba una amiga inglesa que ellos como carecen de fórmula de cortesía, el usted, tienen que estar todo el tiempo repitiendo la coletilla "please" (plis para entendernos). Y esto que es una ventaja de nuestra lengua, lo estamos perdiendo. Naturalmente que en ciertos círculo sociales se mantienen las formulas de cortesía. Pero nosotros, los del pueblo llano, estamos dejando escapar algo que era nuestro. Cuidado que así se empieza y, poquito a poco, se puede llegar a diferenciar entre el español culto y al español vulgar. Ya sucedió en la civilización romana en la que el habla del pueblo y el habla culta se fueron diferenciando enormemente. Fíjense que el habla vulgar terminó dando lugar a lenguajes abruptos como el castellano (que entonces, por la Edad Media, sí era castellano).
Los alumnos, cuando se les pide, hacen un esfuerzo pero hay que ayudarlos mucho. No se dice don Martínez, no use  la segunda persona con el usted... y el problema es que aquello que usualmente traíamos aprendido de casa ahora no queda más remedio que aprenderlo en el colegio. Y no andamos sobrados de horas.
Pues nada, mañana, cuando los alumnos quieran ser educados y me digan Señor don profesor tendré que corregirlos.

martes, 3 de mayo de 2011

Si Bush hubiera hecho lo mismo

Si Bush hubiera hecho lo mismo que Obama se habría armado la gorda. Estoy con lo de Ben Ladin (Binladen para los amigos). El señor Obama ha mandado efectuar una operación de las de bisturí afilado. Es decir, una cuadrilla de soldados de élite, tras asegurarse de dónde se escondía, se planta por la fuerza y deja seco al símbolo del terrorismo internacional. Ni interrogatorios, ni juicio, se corta por lo sano. ¿Mi opinión? Bien hecho, así se hace. Y, al parecer, se diga o no, la opinión general es la misma. No se han producido grandes manifestaciones en contra de este proceder. Parece que, por una vez, estamos de acuerdo.
Me pregunto si la sociedad occidental, y sobretodo la española, habría reaccionado igual si el habitante de la Casa Blanca, en vez de llamarse Obama se hubiera llamado Bush. Creo que no. Rápidamente habrían surgido voces defendiendo los supuestos derechos del tal hijo de Ladin. Se habría protestado por la falta de seguridad política, jurídica y de todo tipo. Porque, por desgracia, los actos no suelen medirse por el propio acto sino por quien lo ejecuta. Como el señor Bush "era muy malo", todo lo hacía mal. Pero al actual presidente se le ve con mejores ojos... Y reitero que sigo estando de acuerdo con el proceder de los americanos.
Aquí, en España, estamos un poco en lo mismo. Depende de quién haga las cosas para que nos parezcan bien o mal. Seguimos opinando más por inercia intestinal que por procesos neuronales. Será cosa de la primavera.

domingo, 1 de mayo de 2011

Santo

Hoy están proclamando a Juan Pablo II santo, beato para ser exactos. El beato es el paso previo para ser santo según el protocolo eclesiástico. Me pregunto por el significado de santo. Pienso sobre el significado de esta palabra y busco en el diccionario. Hay diecinueve entradas para esta acepción. Y ninguna me cuadra. Perfecto, libre de toda culpa; que merece culto...
No creo que el papa Wojtyla, Juan Pablo II, fuera perfecto ni libre de toda culpa. Si creo que dio un giro al mundo ya que gracias a su intervención cayó el muro que dividía Europa. Derribar muros siempre es digno de alabanza. Esto hay que agradecérselo. Que tenía una fuerza personal envidiable, un carisma que arrastró a millones de personas, está fuera de toda duda. ¿Es esto un santo? Puede que sí. Lo de los milagros queda para el terreno de la fe y aquí no me dejan entrar.
Puede pensarse que estoy en contra de la santidad de Juan Pablo II. Pues no. No estoy en contra porque muchos lo necesitan. Necesitan, quizá necesitamos, modelos vitales. Se puede estar en desacuerdo con muchas de las cosas que este papa hizo. Pero el modelo como persona es evidente.
El catolicismo tiene un santo más, un beato. Felicidades a todos los creyentes. Personalmente tengo otros modelos que no fueron santos ni lo serán nunca pero que aportaron al género humano dones importantes.
Disculpen sin en vez de leer vidas de santos abro Platero y yo por cualquier página.